domingo, 5 de febrero de 2012

4.II

Pero pasaron dos días sin que Nicholas tuviera noticias de aquella chica.
Consideró probar a sacarle algo de información a Peter, pero era un riesgo demasiado alto teniendo en cuenta que la hinchazón de su nariz y ojo izquierdo aún no había remitido del todo.
Así que casi había olvidado el tema hasta la mañana del tercer día de navegación, estando con Hellen y Matt, almorzando en un bar del hall.
-        Peter está raro- comentó Matt.
-        Peter es raro- corrigió Nicholas- pero ¿por qué lo dices?
Matt se encogió de hombros.
-        Está muy callado, y no te tiró nada ayer a la cara cuando comparaste a su hermana con un animal de granja.
El chico rió al recordarlo. Sabía que no estaba bien, pero no podía evitar meterse con él... aunque tampoco es que lo hubiese intentado con mucho ahínco.
-        A lo mejor se volvió idiota del golpe- teorizó Hellen antes de darle un sorbo a su taza- O lo más probable, que un machista como él se halla sentido demasiado humillado porque le venciera una chica.
Nicholas sonrío observando a su amiga dejando el té rojo sobre la mesa con el ceño fruncido. Hellen la feminista. Siempre había sido igual.
-        Pensaba que Peter te caía bien.
-        Y así es. Pero no soporto que intente argumentarme por qué las mujeres deberían cobrar menos que los hombres y esperarles con la comida hecha en casa. Me entran ganas de pegarle con una silla.
-        ¡Ah!- exclamó de pronto Nicholas- ¡Es ella!
-        ¿Qué dices?
-        Ella- señaló disimuladamente a la puerta de la cafetería para que sus amigos siguieran la dirección.
-        ¿La morena?- inquirió Hellen- ¿Quién es?
-        La que dejó fuera de combate a Peter.
El rostro de su amiga se iluminó un segundo antes de girarse como una bala y examinarla con más atención.
Dieciocho años como poco; veinticinco como mucho. Morena de pelo liso, pálida como la nieve, con ojeras, vestida con vaqueros azules y camisa blanca. Delgada, de facciones afiladas y estatura corta. No podía creer que alguien así fuera capaz de tumbar a alguien como Peter.
La chica que Nicholas le había indicado estaba sentada en una mesa pegada a la puerta con un hombre que aparentaba ser su padre, de pelo castaño oscuro, con canas y barba.
Discutían.
-        ¿Estás seguro de que es ella?- preguntó Matt.
Nicholas asintió.
-        Si es así, entiendo por qué Peter está tan afectado- rió- ¡Ay!- Recogió el trozo de pan que acababa de impactar en su ojo- Eso duele, Hellen.
-        Lo se. Ey ¿Vamos a decirle algo?- comentó en tono confidente.
-        Está ocupada- negó Nicholas- Además, ¿que le digo?
-        Te mueres por ir a hablar con ella ¿eh?- se burló Matt.
-        ¿Pero qué dices?
-        Venga ya, consiguió lo que nunca has conseguido con Peter- puntualizó Hellen-: le derrotó en una sola noche.
-        Eso no tiene ningún...
-        ¡El padre se va! – exclamó Hellen- Vamos.
Y sin esperar respuesta arrastró a Nicholas a través del local hasta llegar a tres metros de la chica, sentada de espaldas a ellos.
- Habla con ella.
- ¿Para qué?
Hellen sonrió con malicia.
-        ¿Quieres que te haga un dibujo?
El la miró con una deja alzada.
-        Estás mal de la cabeza.
-        Puede, pero piénsalo. No hay un modo mas efectivo para humillar a Peter que vea que tienes una cita con esa- enfatizó- chica.
Nicholas se quedó boquiabierto.
-        No sabía que fueses tan retorcida- ella se encogió de hombros-. De todos modos ¿qué le digo?
Pero antes de poder terminar la frase se vio en el aire a punto de caer sobre la chica en cuestión.
Mataría a Hellen por haberlo empujado. 

lunes, 17 de octubre de 2011

4.I

Tenían por delante una noche muy larga y entretenida recorriendo todas y cada una de las discotecas, bares y pubs del barco. Al ser la primera noche los abrirían todos y Nicholas y compañía pretendían no dejar ninguno sin visitar.
Directamente después de la cena fueron a una especie de bar que había cerca del restaurante, y después de la primera copa, mas de una hora después, empezaron a dirigirse a la que, según Jack, era la mejor discoteca del barco. Situada en lo más alto de la proa del barco, dónde las paredes eran de cristal y confundías a la gente con pitufos por culpa de los focos azules que invadían toda la sala semicircular.
Acababan de hacer el cambio de bar normalito a discoteca ruidosa y el local empezaba a llenarse.
Nicholas, Matt y Hellen entraron los últimos de su grupo, ya que ella se estaba dedicando a ponerles al corriente de todos los cotilleos habidos y por haber desde el instituto hasta la fecha.
-        Entonces... ¿Seth estaba liado con Zoe antes que con Jane?- repitió Nicholas, intentando aclararse.
-        No exactamente. Se liaron, pero él le dejó muy claro que no iba a pasar de ahí la cosa- explicó Hellen
-        Y luego se fue con su amiga... que putada.
-        No lo sabes tu bien. Estuvo semanas poniendo a Jane de puta para arriba, cuando la pobre no tenía culpa...
-        Y dirá lo que quiera- dijo Matt, que llevaba ya rato sin hablar-, pero Seth aún le gusta.
-        Que va, no lo creo- negó Hellen con la cabeza-. Lo que si que está es cabreada.
-        Venga ya, si no puede ni mantenerle una mirada, se pone como un tomate y aparta la vista- argumentó Matt-. Créeme. Nicholas y tu sois igual de idiotas para estas cosas.
Hellen se llevó las manos a la boca, haciéndose la ofendida.
-        ¡Eso es un insulto muy grave!
-        Iros a tomar por saco- rió Nicholas-. No me puedo creer que sigáis picándome con lo mismo.
-        ¡Te lo recordaré hasta la tumba!- exclamó Hellen- ¡A la pobre Jess solo le faltaba desnudarte!
-        Exagerada...- negó Nicholas, dirigiendo la vista hacia la barra, donde cada vez empezaba a acumularse más gente.
-        Exagerada, dice- refunfuñó ella-. De verdad que no lo entiendo. ¿Cómo ligabas tanto siendo tan panoli? En fin... Os invito a una ronda, vamos a aprovechar antes de que se nos acabe el chollo...
Se dirigió hacia la barra apartando a la gente, y ante la cara de incomprensión de Nicholas, Matt dijo:
-        ¿No recuerdas que a partir de las 12 las bebidas dejan de estar incluidas en el precio o piensas en algo distinto que prefiero no saber?
-        ¿Eh?- al parecer, su amigo le había despertado de un pensamiento profundo- No, es una chorrada. Me preguntaba quién es esa chica- dijo, señalando con la cabeza a alguien que parecía muy fastidiado por la presencia de Peter Halls, que le ofrecía una copa.
-        Pues no tengo ni idea, pero tiene una cara de asco que no se aguanta... y además está bastante buena...
Nicholas sonrió.
-        Ahora vuelvo.
-        A la mínima oportunidad que tiene de joder a Peter... No va a acabar bien este viaje ¡Nicholas, no jodas, vuelve aquí!
Pero como de costumbre, se le escapó entre el gentío.

Aquella chica estaba sentada sola, en uno de los taburetes del final de la barra, tenía el pelo liso y negro que le caía a ambos lados de la cara y no paraba de mirar con cara de asesina al baboso que tenía delante.
-        Y dime, ¿tu nombre es tan bonito como tú?
Sarah creyó que tendría que tragarse el vómito ante tal cursilería. ¿De qué ñoñería de película se habría sacado eso?
-        Nada es tan bonito como la idea de que me dejes en paz- sonrió mientras se levantaba del asiento. Ya había aguantado bastante rato a ese tipejo-. Adioos- canturreó.
Y se dio la vuelta para irse, pero se topó de frente con otro chico, algo más bajo que el anterior, que parecía hacer cola para pillar cacho.
- Ey, Peter. ¿Me presentas a tu amiga?
Ella alzó la vista para decirle al idiota número dos que le dejara paso para salir de allí, pero fue incapaz de articular palabra.
Durante una fracción de segundo, Nicholas vio como aquella chica le miraba boquiabierta antes de que saliera corriendo pegándole un empujón.
-        ¡Eh!- exclamó la chica de su derecha, a la que casi le tira la copa encima- ¡Ten cuidado, joder!
-        Lo siento- se disculpó, mirando a la otra correr.
A todo esto, Peter se alzó de golpe, empujándolo de nuevo, y salió corriendo en pos de la anterior.
- ¿Qué ha pasado?- Matt, que acababa de llegar junto a Nicholas, no entendía nada.
- Pues... no tengo ni idea.

Sarah no se detuvo hasta llegar a la última cubierta de la popa. Aquella zona del barco estaba totalmente vacía a esas horas, al menos cien hamacas se encontraban apiladas alrededor de la última gran chimenea del barco y el frío de diciembre la habría hecho temblar de no estar tan asustada.
Se apoyó en la barandilla del fondo, desde donde se tenía una perfecta vista del escenario que se encontraba a la salida del inmenso hall.
Mas que asustada, que también, estaba alucinada. Nunca había sido una persona que creyese en la suerte, pero le costaba creer que algo así fuese una casualidad. Y sabía cual era la solución más inteligente: no salir de su habitación en todo el viaje. Pero solo de pensarlo se le cortaba la respiración. Había estado demasiado tiempo encerrada.
-        Mierda...- susurró
-        ¡Eh!
Se volvió de golpe, con sus cinco sentidos pendientes del tipo que se le acercaba en la oscuridad. Se puso en guardia, esperando lo que fuera, y reconoció al idiota de la discoteca.
-        ¿Qué coño haces aquí?- espetó, tensa.
-        Lo mismo digo- contestó intentando contener una sonrisa- ¿tanto quieres huir de mi?
Sarah se relajó. Solo era un imbécil intentando ligar con ella.
-        Pasa de mí- se limitó a decir mientras se iba.
Pero Peter se lo impidió cogiéndola del brazo.
-        Venga ya. Por lo menos dime como te llamas.
Sarah, en vez de contestar, se soltó con suma facilidad del agarre; con la misma mano le golpeó en el estómago, le cogió del cuello de la camisa y le tiró al suelo de boca, haciendo que se golpeara sonoramente en toda la cara.
-        Como vuelvas a tocarme- dijo entonces, ignorando el grito que pegó el chico-, te lanzo por la borda.
Y se fue sin decir nada más, mientras Peter, con la nariz sangrando, intentaba levantarse del suelo y Nicholas, boquiabierto y escondido entre dos pilas de hamacas, miraba como se alejaba aquella misteriosa chica de pelo negro.
Sería por puro morbo, pero se moría por saber más de ella.

domingo, 18 de septiembre de 2011

3.I

La muerte de Lucy Blair fue conocida en todo el país. La repercusión que provocó que una niña muriera a manos de niños de 10 años azotó a todos los medios de comunicación.
“¡Los padres no se hacen cargo de los niños hoy en día!”
“¡Tenemos que actuar!”
“¡La culpa es de la televisión, hay demasiada violencia!”
Hubo programas dedicados especialmente a ello, periodistas que perseguían a los profesores del centro, denuncias, juicios... los padres de Lucy prohibieron que sacaran una foto de nadie de su familia en los medios, que ya habían sufrido bastante; los maestros se quejaron de que no dejaban que el centro funcionara con normalidad, los políticos hicieron campaña con esto...

Muchos dijeron que estas fueron las causas de que la madre de Lucy muriera pocos meses después por causas desconocidas, y su padre y su hermano desaparecieran de la noche al día poco tiempo después.

Pero la gente se olvidó al poco de todo esto, otros chismes sustituyeron al de que una niña se mató en las escaleras de su colegio, y solo quedó el sufrimiento para los que habían estado involucrados en ello.

viernes, 2 de septiembre de 2011

2.III

-        Podéis decir que soy pesado o demasiado entusiasta, lo que os de la gana, pero he distribuido los grupos para los camarotes por orden de lista.
Estas palabras dichas por Jack provocaron un pequeño revuelo en el grupo.
-        Pero tranquilos- interrumpió-, os he dividido en hombres y mujeres, para que no haya problemas.
-        ¿No somos un poco mayorcitos ya para estas cosas?- dijo Hellen con una sonrisa burlona estampada en la cara.
-        ¿Qué más os da? Os ha salido un viaje prácticamente gratis, dejad que me divierta un poco ¿no?- se rió mientras se sacaba un pequeño cuaderno del bolsillo-. Y os tengo que pedir que os vayáis agrupando conforme os nombre, porque de lo contrario, al entrar al barco los tripulantes se harán un buen lío intentando distribuirnos. De todas formas- añadió, viendo la mala cara que ponían algunos-, si tenéis algún problema con vuestro compañero me lo decís y lo cambiamos. ¿Alguna pregunta?
-        ¿Podemos negarnos?- murmuró un chico de pelo rizado.
-        ¡Siempre podéis quedaros en tierra! Bueno, atentos- dijo mirando su pequeña libreta-: En cuanto al grupo de los chicos: Matt Amstrong y Nicholas Andersson, camarote 14104; Peter Halls y Will Jackson, 14105, y en el camarote triple 14107: Chris Sanders, Luke Parker y Joseph Wood.
>> Respecto a las chicas: Rose Alexander y Prudence Brooks en la 14106; Zoe Burns y Abie Foster 14108; Alice Gray y Naomine James 14109; Ruth y Beth Kelly en la 14110, y en la 14111: Helen Lives y Victoria Mitchell.  Y por último: Jane Wright y Seth Green se alojarán en el 20014 y Aeryn y Yo 20027- El grupo empezó a agruparse, buscando a sus respectivas parejas, mientras Jack, que había guardado la libretita y cogido la mano de su novia decía-: Durante la cena os daré un planito a cada uno con la información del crucero, ya que yo, por lo menos, no pienso asistir a la charla que dará el capitán esta noche en el teatro. Vosotros haced lo que queráis hasta entonces, aunque yo os recomiendo que os lo toméis con calma: deshaced la maleta, daos una ducha y descansad ¡porque no pisaréis la cama hasta que amanezca!

Y después de esas alentadoras palabras estuvieron más de una hora esperando a que abrieran las puertas del crucero, aunque no se les hizo demasiado larga. Estuvieron recordando anécdotas del instituto, haciendo bromas y resucitando motes y piques que creían ya olvidados. Nicholas aún se preguntaba cómo había podido desear en algún momento acabar el instituto. 

La tarde pasó increíblemente rápida.

Entraron al crucero casi babeando, maravillados por el lujo que les rodeaba. Ninguno de ellos se había imaginado nunca que acabaría estando en un lugar como ese sin que antes les tocara la lotería.
El hall donde aparecieron nada más entrar estaba inspirado en una ciudad antigua Italiana (o eso les explicó Jack). Era una habitación enorme, de cuatro pisos de altura y de un techo de un cristal transparente que te permitía ver el cielo. La planta baja estaba repleta de restaurantes y tiendas y las tres superiores estaban llenas de ventanas a través de las cuales se veían unas cortinas de color rojo oscuro.
Mientras Jack alardeaba de la decoración sin callarse ni siquiera para respirar, a Nicholas se le antojó que aquel lugar era una versión moderna de la Galleria Umberto, en Nápoles.
Llegaron a sus respectivas habitaciones (¡camarotes! les había corregido Jack), donde ya se encontraban sus equipajes y él y Matt estuvieron hablando y aprovechándose del generoso minibar del que disponían en su habitación casi sin percatarse de cuando el barco empezaba a alejarse de la costa y hasta que los altavoces anunciaron que el capitán empezaría su discurso de bienvenida.
Se ducharon, se cambiaron y se fueron a buscar el restaurante que, al verlo, casi les tira de espaldas; de tres plantas, sospechosamente parecido al del Titanic, de escaleras se mármol y suelo enmoquetado estaba repleto de gente. Tardaron bastante en encontrarse con los demás, pero Hellen les atacó por detrás para asustarles y de paso decirles que se encontraban en la última planta, en dos larguísimas mesas cerca de los ventanales, desde los que se veía como se iban alejando las luces de la, ya casi imperceptible, costa.

Pero nadie imaginaba que muchos de los allí presentes nunca volverían a pisar tierra firme.

domingo, 28 de agosto de 2011

Dilema

No me gusta hacer los capítulos tan cortos. Pero si son mas largos la entrada se haría muuuuucho mas pesada de leer, incluso para mí, así que dentro de unos días (a partir del día uno, cuando pase el ******* examen de valenciano) modificaré un poco el blog. No borraré las entradas ni los personajes, peero les cambiaré el título a algunas, ya que no serán entonces 3 capítulos, sino que uno entero y otro sin acabar.  ¡Disculpad las molestias! Juro que para ese entonces también tendré la continuación ¿ok? :)
Por favor, tened paciencia conmigo y no dejéis a Nicholas de lado (^o^)

¡Gracias por vuestra comprensión! :'D

¡¡VOLVERÉ!!

domingo, 7 de agosto de 2011

2. II

En total eran 21 en el grupo; 9 hombres y 12 mujeres; al parecer Jack había seguido a rajatabla la lista de curso del último año de instituto, solo su prometida estaba fuera de esa regla, solo que había gente que no había podido ir, ya que avisaron con tan poca antelación que, para quien tuviera que trabajar en navidad, o asignaturas que recuperar de la universidad, lo tenía bastante complicado.
Desgraciadamente, a Peter Halls no le ocurrió nada de eso.
Él y Nicholas se miraron como único saludo con el propósito de hacerle entender al otro que seguían siendo enemigos.
Ya hacía tanto tiempo desde que empezó esa guerra que ni siquiera recordaban quien había efectuado el primer disparo.  Nunca se habían llevado especialmente bien, pero lo que empezó en el segundo año de instituto empezó a ser en verdad peligroso, sobretodo para los que les rodeaban. Hubo un año, en el que Peter le atizó un puñetazo a Nicholas delante de todo el instituto y Matt, intentando que el otro se calmara no solo acabó con un moratón en el ojo, sino que le cayó también un parte por mala conducta.

En un momento dado, una voz salida de los altavoces anunció que los pasajeros debían de acercarse a la puerta de embarque, ya que el crucero abriría pronto sus puertas.
-          Si alguien tiene que ir al baño- dijo Jack en cuanto la voz se apagó-, que vaya ahora. En cuanto nos metamos en la cola no saldremos por lo menos en una hora.
Matt, Nicholas, Petter y dos chicas salieron del grupo dispuestos a encontrar los baños.
-          Recordad- dijo Matt -. Si alguien se pierde que busque la puerta de embarque.
-          Somos adultos, Matt- bromeó Nicholas-. No hace falta ir de monitor de campamento.
-          Bueno, sobre eso tengo mis dudas.

El baño estaba en la otra punta de la Terminal, y había que caminar bastante para llegar hasta allí.
-           Vaya mierda de sitio- masculló Peter-. ¿No podían poner más de un baño? Además de que tampoco se puede fumar…
Nicholas hacía un gran esfuerzo por no abrir la boca. No quería empezar mal el viaje, pero todo lo que decía ese tío lo irritaba. Era algo superior a sus fuerzas.
-           Ah, por cierto- dijo mirando a Nicholas - ¿En qué trabajas tú? Oí que Matt es madero… pero tú ni idea.
Nicholas cogió aire antes de contestar.
-           Aún estudio.
-           ¿Estudias?
-           Si, Peter- dijo con calma, como si le hablase a un niño-. Es algo que se hace con los libros con el fin de aprender. ¿Entiendes?
-           Gilipollas
-           Aprendo rápido.
Peter se volvió hacia él como si le fuese a empujar, pero Matt le agarró a tiempo
-           Peter, por favor, no empecemos mal.
El aludido miró a Matt con rabia, pero como ya habían llegado al baño lo dejó correr.
-           ¿Se puede saber en qué pensabas?- preguntó Matt cuando Petter había desaparecido tras la puerta- ¿Siempre te tengo que sacar yo de los líos o qué?
Nicholas no contestó. Se limitó a entrar en el baño.
Cuando salió del mínimo cubículo del váter que apestaba de un modo inimaginable soltó el aire que había estado aguantando para no oler.
Tan distraído iba que se chocó con una chica que iba en dirección contraria.
-        Mierda- exclamó él-. Lo siento.
Ella ni siquiera lo miró a la cara; solo siguió caminando mirando su teléfono móvil.
Pensó un taco relacionado con lo borde que era esa cría, porque por su aspecto debería tener diecisiete años o así. Tenía el pelo negro recogido en una coleta que le llegaba casi por los hombros; iba con unos vaqueros largos y ajustados y, aunque borde, tuvo que reconocer que estaba bastante buena.
Se apoyó en el lavabo. No había dormido bien. Por muchas ganas que tuviese de hacer ese viaje no le hacía mucha gracia; le mareaba ir en barco. Y había estado toda la noche con pesadillas, aunque no se acordaba de lo ocurrido en ninguna. Así que se tomó una biodramina con cafeína sin agua y salió a encontrarse con los demás.

viernes, 29 de julio de 2011

2.I

Doce años después...

Definitivamente, se había perdido.
La terminal portuaria de Dover (Londres) estaba tan llena de gente que, viéndola a través de las cristaleras de esta, parecía una lata de sardinas.
Nicholas dudaba en serio que pudiera caber tanta gente en un solo barco, y la idea de pasarse 15 días a bordo de uno ya le ponía lo suficientemente nervoso como para estar planteándose la posibilidad de que este se hundiera. Pero, por supuesto, no por eso iba a desperdiciar esa suerte.
Hacía a penas una semana que había recibido una llamada de Jack Deceit, al que no veía desde que se fue a vivir a España para ir a la universidad. Fue todo tan rápido, que casi no le dio tiempo a sorprenderse.

-          ¡Nicholas! Tío, soy Jack ¿te acuerdas de mí?
El aludido, al que acababan de despertar, tardó un par de segundos en saber si soñaba.
-          Eh...
-          Si, tío, del instituto.
-          Ah... ¡Ah! Hostia, Jack ¡cuánto tiempo! ¿cómo has conseguido mi número?
-          Oye no tengo mucho tiempo. ¿Quieres venirte la semana que viene al viaje inaugural de un  crucero? Mi padre tiene billetes gratis por ser uno de los arquitectos y se me ha ocurrido invitar a todos los del instituto.
Varios segundos de asimilación después...
-          Perdona... ¿qué?

Siempre supo que tener un amigo tan rico como Jack acabaría trayendo algún beneficio.
Llevaba ya diez minutos dando vueltas y no encontraba ninguna cara conocida. Pero de pronto:
-          ¡Nicholas!
El chico se volvió para encontrarse con Matt Amstrong, su mejor amigo de toda la vida, alto y delgaducho como él, de pelo negro, ojos azules y cara de no haber roto un plato en su vida. Los dos se abrazaron como pudieron entre tanta gente.
Se conocían desde los 5 años, nunca habían pasado mas de 3 días sin verse y ahora llevaban así desde el verano de la graduación; y ya habían pasado 4 años desde entonces. Nicholas se había ido a España y Matt se había mudado a Londres.
- Mierda, Matt- dijo Nicholas riendo cuando se separaron-. Tu eras un enano ¿qué te ha pasado?
- Muy gracioso.
- Para nada, no es nada gracioso. Yo pretendía ligar en este viaje, no pienso salir de fiesta contigo ni una sola noche.
A Matt esto le hizo especial gracia.
Nicholas y él siempre habían sido amigos, pero también habían tenido sus diferencias, y todas relacionadas con el mismo asunto. Ya que el primero, nombrado tío bueno de la clase por las chicas, le quitaba al otro todas las que quería. A él le había tocado el papel del mejor amigo de todo el mundo, no había remedio para eso.
Su amigo era enamoradizo por naturaleza, pero se cansaba en seguida. Las chicas acudían llorando a él, que las consolaba, para que luego ellas se fueran con el siguiente tío bueno que pasara. No había derecho.
-          Ya, claro. Eso habrá que verlo- contestó- ¿Qué tal te va por España?
-          Bien, supongo- Nicholas se encogió de hombros-. Salvo por el tema de estudiar.
-          Tu siempre igual...
-          ¿Y tú? ¿Entraste en periodismo?
-          Para nada. No me dio la nota. Soy policía.
-          Vaya ¿osea que ya estás trabajando? ¿Y no has tenido problemas para cogerte vacaciones?
-          Estoy en paro- suspiró el aludido-. Ya te la contaré. Cambiando de tema ¿dónde está el resto de la gente?
-          Iba a preguntarte eso mismo, además ni siquiera se quien viene a parte de Jack. ¿Tu sabes algo?
-          Pues... poca cosa, pero...- Matt pareció sentirse culpable por un momento.
-          ¿Qué?
-          Hellen viene. De hecho venía con ella y la he perdido.
Nicholas se quedó boquiabierto, no había considerado esa posibilidad.
Hellen Lives había sido siempre su mejor amiga, la conoció el mismo año que a Matt. Siempre habían estado juntos, desde críos, y prácticamente nunca habían tenido ningún problema. Pero el último día que se vieron, en la fiesta de fin de curso, ella le confesó que estaba enamorada de él, delante de todo el curso. Y a parte de que él nunca había visto a Hellen de ese modo, cogía el avión hacia España en dos días, por lo que la rechazó, y no se lo tomó demasiado bien, desde luego.
-          Eh...
-          Pero no te preocupes- se apresuró a añadir-. He estado hablando con ella de esto en el coche, y me ha dicho que te olvidó ya hace tiempo, que lo siente muchísimo y que hablaría contigo para que no te preocuparas más.
-          Ya, pero aún así... ¿con que cara se supone que debo mirarla después de...?
-          No seas tan vanidoso ¿quieres?- dijo una voz a su derecha. Los dos chicos se giraron de inmediato- Lo que te ha dicho el bocazas- enfatizó esta última palabra mirando al moreno- es verdad. Olvida ese tema ya ¡tenía muchísimas ganas de verte!
Una chica que nunca habría reconocido de habérsela encontrado por la calle se le lanzó al cuello a abrazarle.
-          ¡Nick, por dios, cuanto has cambiado!
-          Pu... pues anda que tu- dijo el chico apartándose para verla mejor. La última vez que había visto a Hellen tenía el pelo rizado y corto y estaba tan pálida como Matt. Ahora lucía una melena larga, ondulada y caoba, estaba increíblemente morena para ser inglesa y llevaba unas gafas que le quedaban increíblemente bien.
-          Voy a tomarme eso como un cumplido- sentenció-. Así que, Matt ¿me has abandonado en medio de este gentío solo para dar con esto?- miró de reojo a Nicholas.
-          No ha sido por eso- se excusó el chico- Me han empujado y te he perdido de vista. Lo siento.
-          Ya, ya. Bueno, por lo menos he encontrado al resto, están ahí al lado- dijo haciendo un gesto con la mano.


[Nuevo personaje]